0-4. La frescura de Kubo, el boquete de la izquierda…y ojo al de la derecha

Real Mallorca: Reina (1), Pozo (0), Valjent (1), Raíllo (1), Sastre (0), Pedraza (0), Salva Sevilla (1), Dani Rodríguez (1), Kubo (2), Budimir (1) y Cucho Hernández (0). Tras el descanso entraron Fran Gámez (1) por Sastre y Lago Júnior (1) por Cucho. A los 57 minutos Baba (1) reemplazó a Pedraza y a los 84 Salibur (s.c.) y Abdón (s.c.) entraron por Salva Sevilla y Budimir.

Acabado el partido debo admitir que experimento sentimientos enfrentados. Por un lado me manifiesto optimista ante el despliegue de talento que ha vuelto a exhibir en la primera parte el japonés Take Kubo, un jugador que no deja de crecer y que ha regresado espectacular tras el confinamiento. Él debe ser el faro desde el que guiar el juego de ataque del equipo. Sin embargo también es cierto que ha vuelto a hacerse evidente el enorme boquete que existe en el flanco izquierdo de la defensa. Ha sido un problema sin solución durante la temporada y tiene pinta de que seguirá constituyendo el talón de Aquiles del equipo. Y eso, por supuesto, lo saben todo y cada uno de sus rivales. Y ojo también a lo que pasa por la derecha porque Alba ha dejado en evidencia a Pozo en muchas ocasiones. Sigo pensando que el andaluz no es lateral, sino extremo, y defensivamente deja mucho que desear.

Dicho esto, vamos con una paradoja. El 0-1 nace de un error de Kubo, que en un pecado de juventud arriesga en una zona prohibida y pierde el balón ante De Jong. Y luego, en el centro posterior de Alba, el que falla no es Joan Sastre, que de hecho llega corriendo para cerrar una posición que no es la suya, sino Salva Sevilla, que no está atento al desmarque de Arturo Vidal, que llega desde el centro, no desde el extremo. No ha sido el mejor día del lateral porrerenc, que sufre mucho en la izquierda, pero no me parece justo culpabilizarlo de algo de lo que no es responsable, como es el caso del 0-1. Fran Gámez le sustituyó tras el descanso, pero éste tampoco está para tirar cohetes.

El 0-1 sin haberse llegado aún al minuto 2 de partido alteró por completo el guión de Vicente Moreno y obligó al Mallorca a asumir un papel para el que no estaba preparado. El equipo agachó la cabeza durante 15 interminables minutos que revivieron la pesadilla de la primera vuelta en el Camp Nou. Por suerte salió con vida del asedio inicial azulgrana y poco a poco, de la mano de Kubo, fue asomándose hacia el terreno de juego adversario.

El japonés se echó el equipo a las espaldas y partiendo desde la derecha exhibió lo mejor de su repertorio. A los 21 minutos obligó a intervenir a Ter Stegen y poco después ejecutó un golpe franco con potencia que no pudo blocar el portero alemán. Un cabezazo desviado de Budimir igualó más las fuerzas, pero cuando parecía que el Mallorca estaba en condiciones de presentar batalla llegó el segundo jarro de agua fría. A los 37 minutos el danés Braithwaite cazó un balón al que no llegó Messi en primera instancia y elevó al marcador un 0-2 que parecía tener caracter definitivo.

El Mallorca arrancó la segunda parte con un disparo de Budimir que rozó el poste y nunca perdió la fe ante un Barcelona que se dio por satisfecho con el 0-2 y arriesgó lo mínimo. En la recta final llegó el 0-3 por medio de Jordi Alba, que se llevó por delante a Pozo para plantarse ante Reina y batirle por bajo, y ya en el descuento, para no perder la costumbre, llegó el inevitable gol de Messi.

Me ha gustado el nivel físico que ha demostrado el equipo, aunque tengo dudas si le va a lastrar el martes en La Cerámica ante el Villarreal, porque el tiempo de recuperación es escaso. Soy de la opinión de que los dos últimos cambios tardaron demasiado tiempo en efectuarse. Con el 0-3 era absurdo mantener en el campo a Kubo, a Dani Rodríguez o a Budimir. De hecho, Dani Rodríguez vio una tarjeta amarilla en el minuto 86 que le impedirá jugar en Villarreal.

Siendo honestos creo que todos sabíamos que lo lógico era perder ante el Barça. La jornada no ha salido mal porque la salvación sigue estando a un solo punto tras la derrota del Celta. La batalla está en todo lo alto y cada partido será una verdadera final.