2-2. ¡¡¡Qué lástima!!!

Qué lástima, de verdad. No es justo. No es justo para nada. A tres minutos del final, cuando el mallorquinismo celebraba ya el primer título de campeón de Segunda División en solitario de toda su historia, llegó el empate de la Ponferradina en un rechace que enganchó Curro para mandar el balón a la escuadra. El 2-2 le da el campeonato al Espanyol por golaverage, ya que ha acabado empatado a puntos con el Mallorca. Qué rabia. Pero qué rabia. Creo que nos hemos quedado todos chafados.

Tal y como era previsible, el Alcorcón le puso las cosas muy difíciles a un Espanyol con muchas bajas y bastante desmotivado. El gol de los alfareros le abrió muy pronto al Mallorca la posibilidad de arrebatarle a los periquitos la primera posición, pero al equipo le costó entrar en el partido. Tuvo que ser necesario una motivación externa que, curiosamente, llegó de la forma más inesperada posible: gracias a un error arbitral.

Si somos honestos debemos reconocer que el VAR ha beneficiado esta temporada al Mallorca mucho más que lo ha perjudicado. Sin embargo es cierto que en esta recta final las cañas se ha vuelto lanzas. Hoy ha sido escandaloso. El penalty pitado en contra, aparte de que no es, viene precedido de una falta a favor. Y, sobre todo, es muy difícil encontrar una explicación a por qué no se ha señalado el que le han cometido a Febas. Ya no sólo eso. Es que el VAR ni siquiera ha llamado al árbitro para que lo revisara. Por suerte estos errores se producen cuando el objetivo se ha cumplido. No me quiero ni imaginar algo así jugándose el ascenso o el play off porque de hecho hilando fino incluso el 2-2 puede ser ilegal por falta previa de Yuri a Valjent.

El penalty inventado a favor del Ponferradina sirvió para despertar al Mallorca, que a partir de ahí se puso en modo on y jugó un muy buen partido. Empató antes del descanso por medio de Cardona y en la segunda parte fue directo a por la victoria. Febas hizo un jugadón que no acabó en gol de milagro y Amath falló un mano a mano en el área pequeña. De todos modos el gol se veía venir y nada más entrar en el campo Abdón, casi en el primer balón que tocó, soltó un zurdazo terrible desde fuera del área que se alojó en la red ante la euforia de todos los jugadores. Enseguida que pudo librarse de las felicitaciones de sus compañeros Abdón corrió al banquillo a abrazarse con Luis García Plaza. Fue un momento muy especial.

Todo parecía sentenciado, pero en el minuto 87, en una acción que no parecía revestir excesivo peligro, empató la Ponferradina y dejó al Mallorca ya sin apenas tiempo para marcar un tercer gol, aunque un cabezazo de Abdón en el minuto 93 aún pudo acabar en milagro e incluso Yuri remató al palo en el 96. Una pena, pero no empaña una temporada histórica, una de las mejores de la historia del club.

En este último partido mMe han gustado mucho varios jugadores que no son habituales, especialmente Aleix Febas, pero también ha habido buenos minutos de Cardona y de Mboulá. Los futbolistas quieren quedarse en la plantilla la próxima temporada. Lamentablemente no habrá sitio para todos, pero es positivo que se lo pongan difícil al entrenador.