Una foto que debería haber hecho el Mallorca

Todas estas camisetas lilas que veis en la grada del pabellón de Son Moix pertenecen a los casi 1.700 deportistas de nueve disciplinas diferentes que reciben ayuda del Palma Futsal a través de la Fundación Miquel Jaume. Es un proyecto espectacular, que tiene sólo un año y medio de vida, pero a través del cual se presta apoyo a los siguientes clubes: Waterpolo Mallorca, CN Palma, Club Voleibol CIDE, Handbol Marratxí, Fedració d’Atletisme de les Illes Balears, Club Conectabalear – Palma Futsal de triatlón y el Club Deportivo Discaesports, además de otros equipos de fútbol sala con los que hay un acuerdo de colaboración.

No puedo hacer otra cosa que quitarme el sombrero ante el Palma Futsal, pero esta foto me hubiera gustado verla en el campo de fútbol de Son Moix porque si de algo ha adolecido históricamente el Mallorca es de falta de arraigo entre los otros clubes y deportistas de la isla.

Ojo porque no estoy hablando sólo de la propiedad actual. Casi desde el principio de su existencia el Mallorca ha vivido ajeno a los problemas ajenos y se ha centrado exclusivamente en los suyos, lo que en determinadas épocas se ha traducido en una gran rivalidad con respecto a muchos equipos de las islas -históricamente con el Constància, que fue su gran enemigo hasta la construcción del Lluís Sitjar-.

Curiosamente se da la circunstancia de que cuando fue creado el Alfonso XIII, en 1916, el fundador Adolfo Vázquez Humasqué sí que llevó a cabo iniciativas solidarias con otros equipos y el club participó activamente en eventos sociales. Todo eso poco a poco se fue perdiendo.

Estoy seguro que lo que para el Palma Futsal supone un importante esfuerzo económico sería sólo el chocolate del loro para el Mallorca, pero serviría en cambio para que el club adquiriera un mayor arraigo. E, insisto. Esto no viene de ahora. Es un problema histórico.