Balance final: reparto de responsabilidades

En junio del año pasado una verdadera conjunción planetaria llevó al Mallorca a Primera División. Todo lo que podía pasar, pasó a favor y el equipo ascendió sin casi ni siquiera proponérselo. Era una ocasión única. Como dijo en su día Luis Aragonés, «el mayor patrimonio del Mallorca es la Primera División». Se trataba de proteger como fuera el tesoro que se acababa de desenterrar en una playa desierta.

La propiedad fue la primera que nunca entendió la importancia de la Primera División. Me di cuenta en septiembre cuando entrevisté a Andy Kohlberg en su despacho de Son Moix y le pregunté qué pasaría en caso de descenso. «Nada, esto es como una montaña rusa. Un año arriba, un año abajo». Y no, no es así. Llevan aquí cuatro años y medio y ya han vivido dos ascensos y dos descensos. Y se creen que eso es algo normal. Nada más lejos de la realidad.

Pero lo que más me preocupó fue su política de refuerzos. «Nos ha quedado un remanente para fichajes, lo invertiremos en enero». Ni gastaron todo el dinero que tenían en septiembre ni lo hicieron tampoco en el mercado invernal. El Mallorca, de hecho, desciende sin haber agotado su límite. Ni siquiera tras el fiasco del coreano Ki. Un lateral izquierdo que ofreciera garantías quizás hubiera sido suficiente, pero no quisieron gastar. El valencianista Lato estaba en el mercado. Osasuna pujó más por él, y eso que venía como suplente de Estupiñán.

A Sarver y Kohlberg hay que agradecerles posiblemente la existencia del Mallorca. Han invertido 50 millones de euros en el club y han evitado su liquidación, pero en casi cinco años no han entendido aún las reglas del juego. El fútbol profesional español no tiene nada que ver con el baloncesto profesional estadounidense. Como dijo Cruyff en su día «el dinero tiene que estar en el campo». No hay forma de que comprendan eso. Ahora deberán volver a definirse. Con el Espanyol -y quién sabe si el Celta- de competidor directo, o juegas fuerte o será muy, muy difícil volver. Al tiempo. De momento el ascenso del Cádiz es perjudicial porque no partía como favorito y va a dejar a rivales muy fuertes en Segunda. Veremos qué otros dos equipos le acompañan.

En un reparto de responsabilidades la propiedad acumula en mi opinión un porcentaje del 30% por no haber entendido la necesidad de apostar de verdad por la Primera División. En cualquier caso no son los principales culpables. Ese mérito es claramente de la dupla Maheta Molango-Javier Recio. Que Recio siga en el club después del desastre que ha pergeñado con Maheta es de juzgado de guardia. Aunque sea sin galones.

Chavarría, Señé, Álex Alegría (cinco años de contrato), Lumor, Trajkovski (en su caso creo que no recibió un trato justo del entrenador), Rahman Baba, Fabricio, Salibur, Sedlar..los pocos recursos que había se administraron fatal. Horrible. Sin embargo también hubo movimientos interesantes: Kubo y Cucho, que si hubiera sido por el entrenador (prefería a Jason y Sobrino) no hubieran venido.

Vamos con Vicente Moreno. Honrado, trabajador y súper profesional. Me descubro ante su integridad y creo que, de largo, es el mejor entrenador que ha tenido el Mallorca en estos 10 últimos años. Sin embargo también pienso que tiene muchas limitaciones y que por el bien de las dos partes lo mejor es que se vaya ahora siendo recordado con cariño. Estoy seguro de que un día volverá. Espero que cuando lo haga haya evolucionado en aspectos en los que tiene que mejorar. En abril del 2019 el Mallorca ganó 0-1 en La Rosaleda. Desde ese día ha jugado 23 partidos de Liga fuera de casa. El balance es de una victoria (Eibar), tres empates (Extremadura, Celta y Betis) y 19 derrotas. Estos números son impresentables. No hay por donde defenderlos. Y ojo que ni he contado las dos derrotas del play off ni la de Zaragoza en la Copa. El problema de Vicente Moreno con los partidos fuera de casa empezó a surgir en la segunda vuelta de la temporada de Segunda B, se agravó en Segunda A y se ha convertido en crónico en Primera.

Creo que se ha perdido una oportunidad única. La irregularidad de Alavés, Eibar y Celta puso al Mallorca en bandeja de plata la posibilidad de la permanencia, pero el equipo perdió uno tras otro todos los partidos que jugó fuera de casa tras la pausa del confinamiento y no fue lo suficientemente regular en Son Moix, donde se dejó en este mismo periodo ocho puntos. Incluso así si hubiera ganado al Granada lo habría tenido en la mano. El Leganés llega con opciones a la última jornada y, con todos mis respetos, la actual plantilla del Leganés, que ha jugado la segunda vuelta entera sin delanteros y que ha acabado con Óscar lesionado y media defensa fuera de combate, tiene más nivel de zona media de Segunda que de Primera División. Sin embargo permanece vivo y eso demuestra el fracaso de Vicente Moreno en la gestión de la plantilla en estos últimos y peculiares once partidos. También digo, y estoy seguro de ello, que si la Liga no se hubiera interrumpido y hubiera seguido habiendo un partido por semana el Mallorca se hubiera salvado. Jugar cada cuatro días es lo peor que podía haberle pasado a un equipo con un entrenador tan inmovilista. Se trataba de manejar la plantilla y no ha sabido hacerlo. Y no me digáis que no tenía jugadores. El Leganés ha competido en estos once partidos con futbolistas mucho peores y ahí está. Y perdió en Pamplona en el descuento un partido increíble que tenía que haber ganado y empató otro ante el Granada en Butarque fallando un penalty. Aquí de lo que se trataba era de gestionar bien los recursos y repartir esfuerzos. Vicente Moreno ha fracasado estrepitosamente en ello porque, con su línea de trabajo, era lo peor que podía haberle pasado.

Ni un solo pero a los futbolistas. Del primero al último han dado lo que han tenido y han luchado hasta el último suspiro. Ha sido una plantilla comprometida y altamente profesional. Chapeau para ellos.

Acabo. El Mallorca 2020-21 ya está en marcha. El primer paso es encontrar un sustituto de Vicente Moreno y eso ya delatará la hoja de ruta de la propiedad. El mercado ofrece ahora mismo dos alternativas excelentes para competir en Segunda, Pablo Machín y Abelardo. Si hay que volver a Primera peleando con colosos como el Espanyol el primer mandamiento es elegir bien al entrenador.