El extraño caso de Dominik Greif

Medio año después de su llegada al Mallorca sigo manifestándome incapaz de saber si Dominik Greif es o no válido para el equipo. Su bagaje se reduce a un partido de Liga ante Osasuna en el que encajó tres goles, dos de ellos parables, y a uno de Copa ante la Gimnástica Segoviana en el que paró un penalty que él mismo había provocado. De momento así se quedará su palmarés porque está lesionado. Sigue lesionado, sería más bien la expresión correcta.

A Greif le ha pasado de todo desde que ha fichado por el Mallorca. Primero sufrió una lesión muscular que le impidió jugar ni un solo minuto en la pretemporada, luego covió el covid y más tarde, tras el partido de Copa, se le reprodujeron los problemas de espalda que ya había sufrido a comienzos de temporada.

Entre esta semana y la siguiente el club espera poder contar con un diagnóstico definitivo sobre el origen de esos dolores que padece el portero eslovaco, y que le mantienen fuera de combate -el miércoles en Copa jugar´á Leo Román-. En función de cuál sea el pronóstico se tomará una decisión en el mercado de enero en cuanto a la portería.

Aquí el problema es más grave de lo que parece. Greif ha costado unos 3 millones de euros, lo que le convierte en el portero más caro de la historia del club. Está claro que Reina no renovará en junio, pero ahora hay que decidir qué se hace: ¿se trae a un portero cedido hasta final de temporada y se confía en Greif para el próximo curso? ¿o se trae a un primera espada para que sea ya titular ahora mismo? Y, en ese caso, ¿qué pasa con Greif? ¿cómo se recupera el dinero que ha costado?

Aquí la pregunta que me hago yo es si estas lesiones son fruto de la casualidad o es que el jugador ya venía con problemas. A mí siempre me extrañó que no fuera ni el tercer portero de la selección. Al principio interpreté que el suyo era un caso como el de Valjent, pero empiezo a tener mis dudas al respecto.

Os voy a contar un caso real que sucedió en el Mallorca. En el verano de 2004, recién renovado, a Luis Aragonés -que semanas más tarde se convertiría en seleccionador nacional- le planteó el club el fichaje de Daniel Kome, un camerunés que jugaba en el Numancia. Luis, que no se fiaba, mandó al preparador físico Jesús Paredes a Soria a hablar con Quique Hernández, entrenador del Numancia, para que en confianza le dijera qué opinaba de Kome. La respuesta fue demoledora: «un gran jugador, pero tiene las rodillas destrozadas». Luis hizo que el Mallorca parara el fichaje de Kome aquel verano, pero tras su marcha a la selección se retomaron las negociaciones y el camerunés acabó aterrizando en Son Moix para, por supuesto, cumplirse las previsiones de Quique Hernández, ya que sólo jugó con la camiseta bermellona cinco partidos de Liga.

Fichar sobre el papel es muy sencillo. Todos podríamos hacerlo y seguro que más o menos elegiríamos a los mismos jugadores. Sin embargo existe en cada operación una imprescindible labor de retaguardia, de espionaje diría yo (a mí Luis Aragonés me contó que le había pedido a Vicente Calderón que antes de fichar a un jugador para el Atlético de Madrid había que ponerle un detective privado para que viera cómo era en su vida particular, porque eso luego podría ser decisivo su rendimiento), que no tengo claro que se haya llevado a cabo en el caso de Greif.